Biografía Lectora de Belen Muñoz


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El primer texto que recuerdo haber tenido en mis manos fue El Silabario Hispanoamericano. Recuerdo a mi mamá cocinando y yo con ella en la mesa de la cocina intentando aprender a leer. Me encantaba mirar las imágenes y asociarlas con las palabras que ilustraban. Luego, cuando ya aprendí a leer, disfrutaba mucho los cuentos que venían en el Silabario: “La codicia”, “Carta de una niñita a una amiga”, “La desobediencia”. Los leía repetidamente e imaginaba cada experiencia que en ellos se relataba. Luego, llegó a mis manos el cuento “Blanca nieves y los siete enanitos”. Este libro tenía gruesas páginas de cartón con fondo negro e imágenes coloridas que amaba mirar.

Mi gusto por las imágenes y la lectura siguió presente. Imagino que por esto disfrutaba muchísimo las enciclopedias que venían con dibujos de colores: ciudades, animales, paisajes, banderas, etc. Pasaba mucho tiempo revisando la única que había en mi casa.

En etapa escolar, recuerdo haber leído “Sub terra” de Baldomero Lillo y me impactó saber que estos cuentos estaban ambientados en un lugar tan cercano como Lota. Otra obra que disfruté muchísimo fue “Platero y yo” de Juan Ramón Jiménez. Me gustaba poder leer y releer cada una de sus historias de manera independiente en los momentos que quisiera aun cuando, en ocasiones, no entendía completamente lo que querían expresar. Luego leí “Los cuentos de Pedro Urdemales”, me divertí mucho con las historias picarescas que se relataban.


“El diario de Ana Frank” fue otro libro que me marcó mucho, nunca olvidaré las innumerables emociones que esta lectura provocó en mí. Me llamaba mucho la atención saber de las experiencias y la vida en otros lugares del mundo, pues en esa época era muy difícil acceder a ese conocimiento ya que no existía internet y aún no vivenciábamos la globalización. Mi interés por otras lenguas y culturas ya comenzaba a asomar.

Otro libro que me capturó fue “El principito”, novela que uno puede releer a medida que pasan los años y siempre va encontrando significaciones nuevas. “Mujercitas” de Louisa May Alcott también marcó algo muy profundo en mí, tal vez las ganas de hacer cosas que, muchas veces, nos están o estaban impedidas por el solo hecho de ser mujeres.

Durante la enseñanza media me acerqué a la lectura de clásicos como “El cantar del Mio Cid”, “Cien años de soledad”, “Fuenteovejuna” y muchos otros. Mi interés por otros países y culturas se acrecentó y, por esta razón, finalizado el colegio, ingresé a estudiar Traducción en Idiomas Extranjeros y, luego, Pedagogía en Inglés. Fue en esta época universitaria que descubrí “El lobo estepario”, “Demian” y “Siddhartha”de Hermann Hesse y la sencillez del novelista y poeta chileno Rivera Letelier. En este mismo periodo sumé algunas lecturas fuera del ámbito de la literatura. Recuerdo haber leído con gusto algunos libros de historia y civilización de países angloparlantes, experiencias que me impresionaron en todo momento y, lo que más me atrajo, fue el acercamiento a algunos artículos sobre el aprendizaje de una lengua extranjera. Por esta razón, continué mis estudios en esta área y en la actualidad, mis lecturas están mayormente centradas en artículos de investigación que dan cuenta de estudios sobre la enseñanza y adquisición de lenguas extranjeras.