Biografía Lectora de Yamilla González


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Mi biografía como lectora se inicia mucho antes de que aprendiera a leer, rememoro con mucha nostalgia los cuentos contados por mi madre, donde pasábamos tardes enteras entre los clásicos de la época como la “Caperucita Roja”, “El Patito Feo”, “La Bella Durmiente” entre tantos otros más, era un espacio mágico donde fluía toda la imaginación. A los cinco años, en mi cumpleaños mi mejor amiga me regalo un bello libro lleno de clásicos infantiles, aún recuerdo el tiempo que tuve que esperar para comenzar a leerlo sola, cuando ello sucedió pasaba tardes enteras para poder completar los relatos.

Durante el segundo año de enseñanza básica, obtuve mi carnet para solicitar libros en la biblioteca de mi colegio, fue un momento tan importante que hasta el día de hoy conservo dicho carnet. Con mi pase podía pedir libros para llevarlos a casa, recuerdo que los leía muy rápido para poder solicitar un nuevo libro. También, la biblioteca se convirtió en mi pasatiempo durante muchos recreos, a mí me mente se vienen las imágenes de los estantes llenos de libros y su olor característico.

A medida que fui creciendo y al llegar a la adolescencia, continué con aquella pasión por libros, sin embargo, los gustos cambiaron poco a poco, dejé atrás los cuentos, por novelas, relatos y autobiografías que sin duda dejaron huellas imborrables en mí como El Diario de Ana Frank”, “Metamorfosis”, “Las chicas de Alambre” y “La casa de los espíritus”. A pesar de crecer y dejar atrás los cuentos de infancia hasta el día de hoy me gusta leer el libro “El Principito” sin duda al leerlo en la niñez, en la adolescencia y ya siendo adulta tiene un significado y un valor diferente.

Durante el transcurso de vida universitaria, dejé de lado las novelas, para dedicar tiempo a la literatura relacionada con la educación, y como en cada momento de mi vida hay uno o varios libros que tienen un significado especial, durante este periodo el libro que me hizo reforzar mi vocación fue “El Elemento” del recién fallecido Ken Robinson, sus relatos no solo fueron importantes para reforzar mi amor por la educación, sino también para entregarles a mis estudiantes la guía para encontrar su propia vocación y apoyarlos a encontrar su elemento.

Actualmente, como profesora de estudiantes de preescolar, la lectura es un espacio fundamental en mi sala de clase, nos hemos emocionado, reído e imaginado con cuentos como “El monstruo de colores”, “El elefante Elmer”, “El monstruo rosa”, “La Ballena” entre tantos otros cuentos más.

En mis tiempos libres también hay espacio para la lectura, me encanta leer libros con temáticas que están muy relacionadas con mi quehacer como docente como el apego, la neurociencia, al aprendizaje socioemocional entre otros, me encanta saber que la lectura nos lleva a espacios, lugares, tiempos inimaginables, y que de la misma forma nos entrega conocimiento, aprendizajes y vivencia que sin duda nos permite crecer en diversos ámbitos de nuestra vida.